Primeros años de la Capilla Nuestra Señora de la Asunción de Morteros

Dibujo Realizado por Celestino Vaira

En mayo de 1892, en sus propios terrenos, Juan Beiro hizo construir una capilla consagrada a la Asunción de la Virgen María, situados en colonia Morteros. Previamente los planos fueron aprobados – en todos sus detalles – por el Obispo de aquella época.

El primer capellán fue Pbro. Francisco Lionetti, nombrado el 14 de septiembre de 1893 por el término de un año.

El templo fue bendecido solemnemente por el Obispo Diocesano Fray Reginaldo Toro el 23 de septiembre de 1894 en un acto al que asistieron el Gobernador de la Provincia Julio Astrada y destacadas personalidades.

Dos años más tarde, con motivo de la festividad de la Patrona de la Capilla, Beiro hizo traer de la ciudad de Rosario una imagen de la Virgen, cuyo vestido y manto fue confeccionado por las monjas capuchinas y los gastos, sufragados por suscripción entre los colonos.

Dicha imagen sería bendecida el 15 de agosto de 1896 con una misa cantada, que debió postergarse hasta el día después por causa del mal tiempo.

Esta capilla fue sede parroquial durante los primero años, en forma alterada con la Iglesia de San Pedro Apóstol de la Colonia Homónima, en una época de sucesivas discordias y desavenencias entre los pobladores de las Colonias Isleta, Morteros y San Pedro, y sus autoridades, quienes se disputaban la sede de la Parroquia.

Finalmente en 1899, el Provisor y Vicario General de la Diócesis a cargo de la Gobernación del Obispado, Monseñor Aquilino Ferreyra dispuso el trasladado de la Parroquia de la Iglesia de la Asunción que estaba fuera del pueblo a la San Bartolomé, construida en 1897, y que estaba ubicada en el Centro.

Las razones del traslado, según destacaron era fundamentalmente por el crecimiento de Morteros que se daba más para el oeste y “sin dar señales de extenderse” hacia el sector este. Esto también traía inconvenientes por la distancia que tenían que trasladarse los fieles para “sus deberes religiosos”

Al poco tiempo, Juan Beiro cerró la capilla y se fue a la ciudad de Buenos Aires dejándola en total estado de abandono.

Fuente: Centro Municipal de Estudios, Inv. y Archivo Histórico Morteros